sábado, 18 de diciembre de 2010
No sé porqué, por siempre no sé
Es así. A usted podrá agradarle todo esto que oye, ve y siente, pero le aseguro que es una oferta por tiempo limitado. Y es así Sr (O Sra, por qué no?). No todo es para siempre y esto tan bello que usted experimenta pronto será su predilecto objeto de tortura.
¿Qué hará entonces usted? ¿Qué hará Sra. (O Sr, por qué no?)? Carcomerse en el pasado le resultará ilusamente necesario y regocijarse en lo que fue no más que un juego. No deje que sea así, si bien aquello que usted amó de mi (O de usted) podrá resultarle ahora una bestia de mil cara no seda, no sucumba.
No hay porque temer Sres. (O Sras, por qué no?) No es más que el juego sinfin (Seguido. Sí.) de la vida (Eterna? Tal vez. Por qué no? "Sinfin" no he dicho acaso? No lo sé. Me resulta difícil rememorar palabras propias, siempre tanto más necias que las ajenas.)
Quizás una melodía, una sonrisa, un recuedo, una calle, una imagen, un sonido, un aroma, una foto, un abrazo, una sensación, quizás. Todo esto y más Sras. (O Sres, por qué no?), podrá hacer latir dentro suyo signos de intolerancia, malos tragos y memorias pero ya le he dicho, no sucumba. Por favor, no sucumba.
Si usted (O usteda, por qué no?) lo hace, quién me dirá a mi que no?
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