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Que afortunados, nada es siempre igual ni igual por siempre. Claro, la estabilidad tranquiliza y da seguridad (por momentos) pero estabilidad no es sinónimo de inercia.
Lo inerte no da lugar a rasguño y alguna marquita por el camino siempre tiene que quedar. ¿Cómo sería la vida sin ni siquiera un tambaleo o vuelta de tuerca?
Y ni siquiera habría por qué imaginar problemas ni sorpresas. El cambio no siempre se impone sino que a veces es solo (o no tan solo) una elección. Y elegir elegir no es poco.
Una suerte que no haya vida sin cambios entonces, que poca vida de por sí sería.
Sin embargo, no se puede tampoco vivir a puro piña va, piña viene, porque no me importa que digan no siempre los muchachos se entretienen. Sin un suelo un poco firme no hay pa' donde ir a pararse. Y los pies no solo se esconden en zapatillas y medias.
Para no repetir, resumir e ir ensaladeando, un poquito de todo hace falta todo el tiempo. Así que puede tirarle azúcar a la ensalada Doña Rosa.
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pd: Lo de los pies a qué venía?
domingo, 19 de agosto de 2012
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