lunes, 15 de febrero de 2010

El sueño

Es el sueño de mi vida, es el sueño de tu vida.

Es un sueño. Un sueño como cualquier otro, en donde nada de lo que tendría que resultar irracional lo es, en el que lo ilógico parece tener perfecto sentido y acoplarse con tu vida. Al fin y al cabo creo que no creo en la interpretación de los sueños. Es decir, creo en que uno puede buscarle su propia interpretación, pero somos nosotros mismos, al tratar de encontrarle un sentido a aquello que recordamos del sueño (Que bien se sabe que es solo una ínfima parte del total de lo soñado en una noche) que lo dotamos del mismo.
¿Quién sabe el verdadero significado de lo soñado? ¿Qué certeza nos da nuestra frágil y cambiante interpretación? No lo sé. De todas maneras, no importa tanto el verdadero significado del sueño sino el que le damos nosotros mismos. Al dotarlo de valor y de verdadero lo volvemos real, esa interpretación es la realidad, ese es el sentido escondido, al menos para uno mismo.
¿Es ese el gran valor que tienen nuestros sueños? ¿Qué cada vez que soñamos buscamos entender lo soñado y que en esta actividad es donde tratamos de acomodar lo que vimos mientra dormíamos con los episodios que consideramos más relevantes de nuestra vida diurna?
Yo creo que ahí radica lo mágico de los sueños, nos hacen pensar en los hechos de nuestra vida que más nos preocupan, interesan o alegran. Nos hacen ver lo que nuestra mente considera importante.
Así que, no importan los sueños, no importa su absurdo, no importa su contenido, importa el sentido que le demos.

La mujer me ve seria por un rato y al final sonríe.
- Si hay algo que me gusta de vos, es que siempre me das la razón - Le digo.
-No, no lo hago - Me contesta
- Ves que siempre me das la razón, gracias mujer.
-Te odio.
-Yo también te amo, me voy a pasear al perro.

La dejo en aquel oscuro cuarto. Ahora estoy en un gran parque y el perro no aparece, pero no importa,no me preocupa. Hay algo más que tengo que encontrar, no sé que es pero pienso que cuando lo vea me voy a dar cuenta.
Rocas gigantescas y una catarata en el medio de ellas. Lindo paisaje. Tal vez es eso lo que tenía que encontrar, lástima que mis papás no están para ver que lo encontré. No importa porque se los voy a contar.
En medio de la playa donde estoy llega una nena vestida de princesa y me patea.
- Aaay, sos mala. Nadie te va a querer cuando crezcas.
- ¿Cómo sabés?
- Es verdad, no lo sé. Serás mala pero sos una nena inteligente para tener 44 años eh.

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