domingo, 10 de octubre de 2010
Hasta sentir el temblor
Es que a veces lo que necesitás es una figura amiga para que se acerque y te regale un poco de realidad. Que la realidad ya no existe, no es más que lo real. Real no es realidad. Real es lo que vemos como realidad, lo que en este momento de nuestras vidas es lo que parece certero, natural e inmovible. ¿Siempre? Y no. Volvemos a veces.
No son momentos de la historia, son momentos de tu historia. En uno mismo lo que parece realidad en un momento, al otro puede ser lo real y cuando te querés dar cuenta los cimientos que te crearon se quiebran y se vuelve construcción. Ya no sos quien eras y mientras esta construcción (La antes susodicha realidad) se fragmenta hay otra que empieza a florecer. Eso que alguna vez fue mentira, negación, extrañeza, está ahí. Insistiendo, forcejeando, de a poco volviéndose parte de vos.
Empezó como mentira, como construcción. Después era lo real y ahora de a poco se convierte en realidad.
Paradoja: Mientras la realidas se vuelve lo real y la construcción a su vez también hay un temblor. ¿Qué es el temblor? El temblor se da cuando dos reales conviven en una persona. Ahí decimos que la persona tiembla, su esencia, sus fundamentos tiemblan. Posiciones yuxtapuestas pero a la vez contradictorias conviven y insisten. Algo insiste, algo mantiene la tensión. Tensan el cuerpo, tensan la mente y tensan el espíritu. Es ahí cuando algo hace ruido. En el temblor las cosas suenan y resuenan, se hacen ver. Reales se alternan incesantemente. Incesantemente hasta que cesan. Cesan y alguien se consolida, genera realidad y otro alguien cae y se convierte en mito.
Y bueno. Así es como la gente cambia. Realidad, lo real, construcción, temblor, tensión, contradicción y puf, cuando abrís los ojos el del espejo es otro que el de la foto.
Y gracias a Dios que es así u.u
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me parece que ese proceso tan bien descrito, debe tener que ver con el temita este de tener que ponerse a madurar a la fuerza
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