martes, 16 de octubre de 2012

Ensayo de ensayo III


Aproximación multifactorial e imposibilidad inherente de respuesta
Finalmente, hemos observado que la pregunta sobre cómo o quién es un sujeto es de una complejidad tal que cualquier acercamiento posible caería inevitablemente en un reduccionismo inherente al intento de esquematización y desarrollo de una posible respuesta. Este hecho se debería, simplemente (cabe resaltar la paradoja del uso de dicho término en este contexto), a la imposibilidad de alcanzar una respuesta real, verdadera. La complejidad mencionada implica que para el abordaje de una respuesta capaz de calificarse como "real" sería necesario poder incluir una infinidad de factores que excederían incluso los antes desarrollados. Dentro de los mismos debemos destacar uno que aún no se ha mencionado, la interacción entre las partes. Tomar en consideración dicho factor nos invita a estudiar los intrincados procesos que se llevarían a cabo entre el yo y los otros y como dichos procesos determinarían la respuesta la pregunta de "¿Quién soy?"
Supongamos un yo completamente aislado, que nunca ha conocido la existencia de otro ser. Dicho sujeto no tendría necesidad de poner en cuestión su propia definición de sí ya que esta sería la única posible. Si agregamos a este ejemplo un otro en el extremo opuesto del mundo las condiciones no variarán. El desconocimiento de la existencia del otro sería semejante a su ausencia. Ahora si en cambio se pone a ambos sujetos enfrentados la situación cambiará radicalmente. Nos encontraremos a partir de ahora con dos miradas (como mínimo) posibles. El mero encuentro entre ambos ya constituiría un primer tipo de interacción que definiría nuevas dudas y respuestas posibles a la cuestión. Incluso la presencia en la fantasía de este otro sería suficiente. ¿A qué nos referimos? No se vuelve necesario ni siquiera una presentación corpórea del otro sino que su mera posibilidad de existencia sería suficiente para afectar y modificar las concepciones del yo. De esta manera, concluimos en la radical influencia de la interacción para la constitución y definición del yo y los otros. Solo tomando en cuenta dicho fenómeno sería posible comenzar a formular una posible respuesta a la cuestión del quién.
En otras palabras, la interacción determina no limitarnos a una integración de la mirada del yo y de el/los otro/s sino que en la comunicación entre las partes surgirían nuevas concepciones e ideas que excederían a las mismas. Recordemos la ya vieja idea: El todo es más que la suma de las partes. Sin embargo, sería a su vez menos, ya que cada parte constituye un todo complejo compuesto por múltiples interacciones que excederían su mero aporte al todo. Así, según se considera a la parte como tal o como un todo su complejidad será diferente. En un esquema simple, por ejemplo, el yo interactuando con el otro darían lugar a concepciones y definiciones del ser que excederían la suma o promedio de la mirada de ambos. Sin embargo, la mirada singular de cada uno seguiría manteniendo sus especificidades y diferencias, ajenas al producto de esa interacción en ese espacio y tiempo determinados.
Este último punto nos obliga a considerar otro aspectos fundamental, el correspondiente al entorno. El entorno espacio temporal sería fundante de la visión de quién se es ya que la misma no dependerá solo de la interacción y las visiones singulares sino también de los límites y posibilidades impuestos por el contexto en el que se de el fenómeno. De esta forma, la cultura en la que un sujeto se encuentra inmerso determinará inevitablemente lo que puede o no ser y creer ser. Habría entonces un invisible, un impensado para determinada cultura específica al igual que para cualquier tipo de conocimiento científico (o no).
Dicho entorno se encuentra compuesto por múltiples factores, entre los que mencionamos, el espacio, el tiempo y la cultura y dentro de esta última la historia o tradición y lugar que el sujeto ocupa en dicha cultura. (Estos factores serán analizados con posterioridad). Cabe ser destacado a su vez que el entorno no funcionaría como borde o "influenciando" sino que el contexto es en realidad texto. Los sujetos y fenómenos se encuentran inmersos en el y serían imposibles fuera de él, no son influenciados sino determinados. Pero no determinados en el sentido de que solo este decide lo que sucederá sino en el sentido de que es condición indispensable para el surgimiento de los fenómenos y de todas sus partes siendo entonces fundante y constitutivo. Por lo tanto, dicho entorno atravesaría al yo a través de múltiples e incontables estímulos.
Tenemos entonces hasta el momento: Yo, otro y otros, interacción y entorno. Por último deberíamos agregar que todos estos factores están compuestos a su vez por múltiples subpartes y elementos interactuando. Así, por ejemplo, quién yo creo ser dependerá de lo que creo que el otro cree que soy, así como lo que supongo que mi cultura cree que debería ser y lo que creo que el otro cree que sea. Todos estos "creo" determinan mi visión de mi. Se observa fácilmente entonces que los factores que mencionábamos al comienzo se reiteran nuevamente como subfactores dentro de cada uno. A su vez vale la pena aclarar una vez más que un análisis completo sería verdaderamente infinito. Ya que cada subfactor podría a la vez dividirse en sus correspondientes subfactores y así indefinidamente. Los propios factores iniciales podrían pensarse incluso como subfactores. De esta forma, según donde centremos la mirada cada factor podrá actuar como sub o supra factor en relación a los demás. Asimismo, podríamos aumentar indefinidamente los elementos a tomar en cuenta.
Nos resulta inevitable entonces volver a acentuar que cualquier tipo de trabajo o intento de respuesta será sin duda limitado y no podrá dejar de ser una simplificación de un esquema completamente inalcanzable. La realidad como tal sería entonces un imposible para el hombre, estaríamos rodeados de simples (o no tanto) aproximaciones, intentos de verdad. Pero los mismos nunca serán más que eso, meros intentos en los cuales siempre encontraremos un lado oscuro inherente a cada teoría.
Volviendo entonces a nuestra formulación podríamos entonces encontrar incontables desajustes y limitaciones de nuestra explicación. Entre esas acotaciones de la realidad podríamos mencionar la escasa valoración del factor temporal. Este último marcaría la metamorfosis constante del "quien soy".  A lo largo de la línea temporal de la propia vida la respuesta iría constantemente reconstruyéndose y reformulándose. Puede afirmarse entonces que incluso si lográramos arribar a una utópica respuesta certera la misma no podría ser más que de naturaleza efímera, ya que los diferentes factores estarían expuestos a constantes cambios (fundamentalmente a raíz de la interacción) que llevarán a su metamorfosis y por ende a la de la respuesta. Podríamos afirmar por lo tanto que la importancia del factor temporal determinaría la necesidad de considerarlo por fuera del entorno, dentro del cual se abarcaría solo el tiempo presente y sus determinantes del pasado.
Asimismo, deberíamos sumar en el análisis del yo y su ser en análisis también del otro ya que este se convierte en yo para sí mismo y es desde dicha óptica que interactúa para el otro. Por lo tanto toda la complejidad de factores debe a su vez reproducirse en el análisis del otro, mirada desde se invertirían los roles. Dicha inversión implicará que el yo se volverá otro y el otro yo. De esta manera resultaría contradictorio hablar de yo versus otros sino que deberíamos hablar de yo/otro versus múltiples yo/otro ya que la posición que se ocupe será relativa a donde se apunte la mirada. Finalmente, en relación al otro debemos aclarar que nunca se tratará de un otro en singular sino de una multiplicidad de estos.




Hemos concluido entonces en la certera incertidumbre del quien soy. Su naturaleza sería simple y complejamente inalcanzable para el ser humano y lo máximo que podríamos alcanzar serían distintos tipos de aproximaciones. Cualquier realidad o respuesta posible será entonces una construcción de relativa validez solo para un espacio y tiempo determinados y acotados. Esta construcción a su vez demandará un exigente trabajo constante de reconstrucción y cuestionamiento de la propia teoría para lograr confrontar lo más posible sus invisibles o imposibles, inherentes de cualquier teoría.

1 comentario:

  1. cuando tenga tiempo voy a leer tus ensayos...
    estoy con un trabajo en la facu que te podría interesar psico

    ResponderEliminar