domingo, 20 de diciembre de 2009

Relativo, relativo


Ailín está deprimida. Ailín siente que ya nada tiene sentido y que el tiempo parece no avanzar. "El tiempo lo cura todo". - Quedate tranquila que el tiempo lo cura todo - Le dicen. ¿Pero cómo quedarse tranquila cuando en su vida, el tiempo parece no correr nunca?


Ailín mirá su reloj y descubre que recién son las cinco y cuarto. El tiempo no avanza El tiempo es relativo. Ailín lo sabe pero no se lo dice a sus amigos, para no asustarlos. El tiempo está adentro de cada uno, no en la hora. La hora sirve para que nos podamos entender unos a otros, para organizar nuestras vidas pero eso, eso no es el tiempo. El tiempo es subjetivo.


Ailín está segura de que todos envejecemos por el paso del tiempo. Cuando el tiempo parece eterno, envejecemos más lento. Cuando parece que pasa en frente nuestro en segundos, envejecemos más rápido. Como todos experimentamos este tipo de situaciones, todos envejecemos más o menos a la misma velocidad.


Ailín tiene miedo pero no lo dice. No quiere que se sepa, prefiere que sea un secreto. Tal vez como secreto, al existir solo para ella y no para sus amigos, pueda ser un miedo más débil, un miedo que la deje dormir a la noche.


No quiere que el tiempo sea relativo, sabe que lo es pero no quiere. Ailín tampoco quiere que este momento pase tan lento como está pasando, la vida está casi detenida. Nada parece avanzar, todo sigue igual.


Ailín se acerca a la ventana y mira. Mira a los autos, mira a la gente, mira a las luces del semáforo, mira a una paloma que vuela, mira a un nene llorando, Mira.


Y Ailín se da cuenta de que el mundo sí sigue girando, y de que las cosas sí avanzan.

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