miércoles, 7 de julio de 2010

Difícil de entender lo inentendible che


"Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo"
Don Julio Cortázar

Cuando uno se lo pone a pensar, un reloj es como un pedazo de tiempo encapsulado. Bueno, es el tiempo encapsulado. Bueno, es el tiempo. El reloj es el tiempo.
Sin reloj no hay tiempo.
Una vez creí que sacándome el reloj de la muñeca iba a poder separarme del tiempo. Sus leyes ya no me dominarían y sería libre, independiente. Podría envejecer cuando y cómo lo quisiera, dormir para siempre o despertar todo el tiempo.
Sería entonces el rey de mi propio tiempo. Yo sería mi reloj.
No sé si fue el plan lo que no funcionó o si fue el desarrollo del mismo.
Un viejo desorientado me explico que hacía falta ser un poco más niño, más dispuesto a la locura y el irracional. Yo por más inmaduro ya no era un chico.
Ese no es el caso de Joaquín, se dice que Joaquín, de 9 años, aprendió a perderse en el tiempo.
Joaquín entendió que si quería sus segundos podían ser años. Siguiendo esta regla (que un segundo es un año), un minuto pasaban a ser 60 años y, por ende, una hora 360 años. Es así que un día en la vida de Joaquín era, nada más y nada menos que 8640 años (O algo así). Claro, Joaquín en un segundo hacía más que lo que la mayoría de los chicos hacen, ya que el didivía su segundo en más porciones, en más partes.
Es importante aclararle a usted señor, que Joaquín no lo hizo a propósito. Todo empezó cuando su mamá le quiso enseñar a leer la hora. El muchacho no entendió bien la explicación y pensó que la aguja que se movía más rápido era la de los años y, de más está decir, esto generó toda la confusión.
Que relativo es el tiempo. Lástima que no alcance con sacarse el reloj pulsera y tirarlo por algún lado. Los relojes me acosan y encierran día, tras día. Siendo adulto sigo insistiendo en aprender a ser como Joaquín (Quien 3 segundos después de "aprender" a leer la hora empezó a padecer el mayor y más tremendo aburrimiento jamás expresado y conocido por el hombre) y disfruto frenando mi reloj, adelantándolo, atrasándolo, cambiando la hora "oficial" (Que qué es sino nada más que la decisión de un señor que pensó que en relación a la rotación de determinado planeta en el que determinadas personas viven sería bueno que en este preciso instante sean las 21.57).

¡Por Dios! ¡Luciana! ¿Cómo olvidarnos de Luciana? Luciana era una señora muy coqueta y organizada. Un día se dio cuenta que su reloj despertador decía que eran las 22 hs, mientras que su reloj pulsera le indicaba que eran las 22 hs 11 min. Claro, su reloj corazón no sabía que hacer, había un reloj que le estaba mintiendo. Toda la situación se volvió aún más confusa cuando su reloj marido le dijo que él tenía las 22 hs 07 min. ¿Qué estaba pasando con este mundo reloj? ¿Se habían vuelto todos locos? Bueno, no sabemos si todos, pero sí podemos asegurar que eso le pasó a la pobre señora coqueta que se llamaba Luciana. Según los especialistas su reloj cerebro se desorientó en tal caos temporal y no sabe donde está. Así su mente anda vagando por el cosmos en busca del tiempo porque, claro, si ya no sabe si está a las 22 hs o a las 22 hs 11 min no sabe para donde ir, no sabe cuantos minutos envejeció, cuantas neuronas murieron o dejaron de trabajar. Muy serio el problema de Luciana.

No sé, esto cada vez es más complejo. Yo por las dudas sigo sin usar reloj, me da un poco de miedo. Por las dudas trato de no preguntar la hora ni arrglar horarios para ir al médico. No vaya a ser que me marea, no vaya a ser que el reloj me encapsule.

Pobre mi mismo, todavía no se entera que va caminando por la vida encapsulado.

4 comentarios:

  1. Una vuelta con un amigo entramos a flasharla con el tiempo... muchas veces creí que el tiempo nos encapsulaba, era lo que determinaba nuestro ritmo cotidiano, el culpable de la rutina digamos...
    El, sabiamente, respondió que si no hubiese tiempo sería muy difícil vivir en sociedad. Suponete: vos vas a la facu... si no tuvieses un horario (ya sean horas, minutos, lunas, estrellas, etc), vos irías a la facultad dispuesto a aprender, pero si justo el maestro no tuvo al mismo tiempo las ganas de enseñar?
    Por mucho que nos condicione, el tiempo impone un orden social... Si bien tenemos libertad para actuar, no podemos intentar ser anárquicos al ciento por ciento... necesitamos al señor tiempo, al señor reloj.

    Zarpome hablando. Besito.

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  2. no tenía crédito para contestarte hoy, qué memoria la tuya náuj. una cosa de locos, una pinturita!
    después te cuento bien como anduvo todo, aunque nisiquiera anduvo jaja pero buen, no quiero adelantar nada (?)
    hace un rato llegué a mi casa y ni ganas de conectarme.

    ciao

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  3. recién acabo de ver la tira de liniers que pusiste al pie del blog, hace mucho está?¿
    meencantae

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  4. mientras no apagues ese que se dice tu reloj biologico, todo bien ;)

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