jueves, 15 de octubre de 2009

Despertás en lo que va a ser un día como cualquier otro. Pensás en tus proyectos, en tus oportunidades, recordás el pasado y las oportunidades perdidas.
Tratás de dejar de lado esos sentimientos pero te resulta imposible, algo te persigue, no podés explicarlo, no sabés por qué, pero hay alguien buscándote.
Te levantás, te bañás, te cambiás, te marchás.
Te marchás y sabés que nunca vas a poder volver. Te gustaría despedirla pero no hay tiempo, es peligro ¿Qué pasaría si la encuentra también a ella? No podrías perdonártelo. No hay más opción. Tal vez algún día llegue a comprenderte, tal vez pueda seguir adelante, tal vez llegue a perdonarte.
Este no va a ser un día como cualquier otro.
Perdón, que palabra tan dulce, que palabra tan agria, que palabra tan... ¿Es más difícil perdonar o pedir perdón? Millones de veces le rogaste que te disculpara y ella dijo haberlo hecho. Pero si bien perdonar es posible lo que cuesta es olvidar... No creés que logre olvidar lo que pasó entre ustedes, vos no lo vas a olvidar.
¿Qué estás haciendo? No tiene sentido quedarte meditando al respecto, no tenés opciones, solo hay una posibilidad de sobrevivir y de escapar de sus garras.
Tomás la única foto que tenés de ella y la guardás. Posiblemente haya sido una mala decisión. Sabés que sería mejor dejar atrás todo lo relacionado con el pasado, olvidar su voz, su aroma, su rostro. Pero no querés hacerlo, por eso te llevás la foto, por miedo a olvidar.
Es importante aprender de lo sucedido pero aún más importante es poder dejarlo atrás, eliminarlo de nuestra mísera existencia, arrancarlo de nuestra mente.
Es necesario, imprescindible.

Muerte.

Ya desperdiciaste demasiado, salís, cerrás la puerta y mirás a lo que quiso ser tu hogar por algún tiempo. Corrés e intentás no volver a darte vuelta.
¿Cuánto pasó desde que saliste? ¿Días? ¿Semanas? No volviste a dormir desde entonces o al menos no creés haberlo hecho. Es muy fácil olvidar nuestro dormir y aún más fácil olvidar nuestros sueños. En ellos encontramos nuestro más fiel refugio, lejos de la realidad, en nuestro propio universo, nuestra perfecta fantasía que nos permite manipular la vida a merced de nuestro placer. Nos regala esperanza.

Vida.

El bosque cambió mucho desde la última vez que lo viste, los árboles parecen otros, los animales también parecen haber cambiado. Descubrís que no es solo el hombre el ser de los cambios, todo a tu alrededor parece basarse en eternas transformaciones. Si aunque sea una mísera parte del todo pudiera mantenerse igual, si aunque sea vos pudieras seguir igual.
Hasta no hace mucho disfrutabas de tu existencia, una patética existencia que te permitía continuar con la añoranza de algo mejor, la añoranza del día en que sus ojos se cruzaron con los tuyos. Ahora te encontrás escapando, tratando de sobrevivir de aquel ser despreciable que vos mismo engendraste.
Lo oís, se está acercando, rápidamente te levantás y seguís corriendo.
Desesperado, aterrado, vivo.
La noche cubre tu pálida existencia y vos seguís corriendo, la luna ilumina tus ojos y vos seguís corriendo, los árboles cubren tus lágrimas y vos seguís corriendo, el río limpia tus penas y vos seguís corriendo.
La daga quiebra tu coraza y vos te detenés.

Recuerdos.

Ya no tiene sentido, comprendés que es imposible escapar, esa sombra te va a acechar por siempre. Algo brilla en tus ojos, la ignorancia ha decidido liberarte pero este nuevo conocimiento te asfixia.

Él está en frente tuyo, se observan, se desprecian. Te acercás. Cada vez más.

Se cruzan.
Morís.
Finalmente, morís.

Ahogado en tu propio reflejo

2 comentarios:

  1. Exelente, exelentemente exelente.

    Hay una frase que me gustó mucho (al margen de otras)

    "Ahora te encontrás escapando, tratando de sobrevivir de aquel ser despreciable que vos mismo engendraste."

    -Me gustó mucho.

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  2. Personalmente, no soy de leer mucho, pero Poe y Quiroga me pueden ^^


    Che, -colgadísimo- se me ve todo minúsculo acá, ¿qué pasó?

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